Bruselas ya lo ha dejado claro con el green new deal global. La Unión Europea será la primera región del mundo descarbonizada en 2050. Y esto va a suponer un gran cambio de modelo productivo
Además, esta crisis ha dejado claro la interdependencia de lo local con lo social, lo global y lo ecológico. Las empresas se enfrentan ahora a retos de gran calado: parece que lo principal es sobrevivir pero para ello no podemos dejar de lado los grandes desafíos ambientales, sociales, tecnológicos, éticos y competitivos a los que nos encontramos. Este nuevo contexto de alta complejidad presenta también grandes oportunidades para aquellas organizaciones que requieran repensar su aportación de valor. Para ello es necesario escanear las tendencias emergentes, los puntos de inflexión y todo tipo de señales que permitan aumentar el nivel de atención organizacional.
La desconfianza y la incertidumbre se han consolidado como norma. Y ante esa desconfianza las empresas y las organizaciones de toda índole tienen el deber y la necesidad de generar confianza mediante la creación de alianzas con agentes públicos, privados y ONG´s, proteger a sus empleados, clientes y proveedores, y ofrecer recursos y conocimiento para aliviar la pandemia.
Además la pandemia ha puesto de manifiesto a la tecnología como gran aliada, ha acelerado la digitalización y la adaptación en la gestión del negocio de una manera sin precedentes. Esta situación ha provocado nuevas relaciones virtuales con empleados, clientes y proveedores que requieren también de una reflexión. Tecnologías como la Inteligencia Artificial, Blockchain, Internet de las Cosas o el Big Data que, con anterioridad se veían más lejanas, se presentan ahora más necesarias que nunca, ya que pueden suponer un salto cualitativo en la organización, en la gestión de la cadena de valor, en la productividad y en la sostenibilidad del negocio.
Que la sostenibilidad en el centro del negocio es una oportunidad para posicionarla en el centro de las decisiones. Para dar una respuesta efectiva en esta pandemia la sostenibilidad ha tenido que integrar a todas sus áreas. Ya no es un departamento quien mueve este tema, es un activismo en toda la empresa. Los empleados y empleadas ha recobrado su importancia como grupo de interés fundamental. El compromiso y dedicación de los equipos, como están respondiendo al teletrabajo por primera vez, invita a repensar en la productividad. Debemos actuar para seguir protegiendo la salud física y financiera de los empleados y empleadoas así como la valoración de la entrega y de su compromiso.
El COVID no va a ser la solución a la agenda climática pero vemos lo que ha supuesto el parón productivo en el planeta, como hemos vuelto a ver, por ejemplo, las trasnparentes aguas de los canales de Venecia, el cielo limpio de Hong Kong o los flamencos volviendo a poner sus crias en las lagunas de Orihuela. Es necesario volver a la normalidad pero con una conducta climáticamente responsable.
Estamos transitando hacia un nuevo paradigma empresarial que tiene a la sostenibilidad corporativa como eje y donde la tecnología, la colaboración y la creación de valor compartido a nivel social, medioambiental y económico son características empresariales fundamentales.
En Amsterdam, por ejemplo el Modelo de Oxford de la economista Kate Raworth, el llamado ”modelo Donut” servirá de guía para orientar las nuevas políticas necesarias para salir de la recesión. Este modelo basado en la economía circular plantea una reducción drástica en el uso de recursos y materiales; asegurará la reducción en un 50% el consumo de nuevos materiales en la próxima década; fomentarán políticas para que los productos duren más tiempo y permitan las reparaciones; se impondrán medidas para que los restaurantes y hoteles donen la comida que desechen; y crearán los llamados «pasaportes de materiales» que contabilicen los materiales reutilizables en las demoliciones o promuevan el uso de materiales más sostenibles en la construcción de edificios. Pero el modelo económico detrás de estas decisiones es mucho más ambicioso e incluye una manera innovadora de calcular la riqueza de las sociedades en las que se tenga en cuenta la interconexión del mundo globalizado y los límites físicos del planeta.
En conclusión, estamos transitando hacia un nuevo paradigma empresarial que tiene a la sostenibilidad corporativa como eje y donde la tecnología, la colaboración y la creación de valor compartido a nivel social, medioambiental y económico son características empresariales fundamentales.
Artículo publicado en Smart City Journal por las autoras.
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