La pandemia está provocando tragedias a nivel  económico y social de una magnitud considerable, pero también nos está brindado la oportunidad de reflexionar sobre el presente para crear futuros con más sentido. Nos encontramos ante un futuro más impredecible que nunca o, al menos, ahora somos más conscientes de su imprevisibilidad. Esto es, quizás, unas de los pocos aspectos positivos de esta situación. Parece que comenzamos a reflexionar sobre lo inesperado.

Heráclito decía que ‘si no esperas lo inesperado, no lo encontrarás’ y, verdaderamente debemos prestar atención a esos factores que no son tan evidentes y permanecen más ocultos e invisibles. Crear futuros con sentido supone salir de la inercia predominante, requiere reflexionar de manera profunda y compleja sobre nuestra individualidad y el impacto de nuestras acciones sobre lo que nos rodea. Necesita que cuestionemos lo que damos como válido y que comencemos a mirar desde perspectivas más amplias, humanas e históricas.

Porque la construcción del futuro requiere de mayor conciencia de nuestra historia como humanidad. Es famosa la frase de Steve Jobs “no puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes hacerlo mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna forma en el futuro”. En ese sentido debemos preguntarnos si hemos reflexionando con profundidad sobre los factores que nos han llevado a la situación económica, política, social o medioambiental actual.

Hoy hablamos de innovación centrada en las personas porque ya no concebimos la innovación como un proceso de simple mejora tecnológica sino como en una búsqueda de nuevos modos de resolver los problemas de las personas de una forma más eficaz y eficiente.

Crear futuros con sentido es incluir también visiones más humanistas y replantearnos cómo las tecnologías deben adaptarse a las personas y no las personas a la tecnología. En los próximos años desaparecerá la separación entre “tecnología” y todo lo demás. Pero esto no significa que los humanos serán prescindibles, sino todo lo contrario. Las personas serán aún más necesarias precisamente por aquello que las convierte en personas: la capacidad de empatizar, conectar y trabajar con otras personas.

Hoy hablamos de innovación centrada en las personas porque ya no concebimos la innovación como un proceso de simple mejora tecnológica sino como en una búsqueda de nuevos modos de resolver los problemas de las personas de una forma más eficaz y eficiente.

A falta de poder darle un sentido a esta pandemia aprendamos de ella para construir futuros más significativos para todos y todas, y para todo el planeta. Como escribe Pascal: “Corremos despreocupados al precipicio tras haber puesto delante de nosotros algo que nos impide verlo “. Pero podemos salir del sonambulismo tomando conciencia y mirando más allá del hic et nunc.

Este artículo ha sido publicado en Alicante Plaza